jueves, 25 de septiembre de 2014

La epicondilitis o codo del tenista

La epicondilitis, también conocida con el nombre de codo del tenista ( tennis elbow), es una lesión bastante común causada por sobreuso excesivo en el codo. Recibe su nombre debido a que los jugadores de tenis son particularmente propensos a la lesión. Pero muchas otras actividades físicas, incluyendo el tenis, hockey, balonmano, baloncesto, bicicleta, uso de una máquina elíptica y muchos más… lo que potencialmente puede causar o agravar la epicondilitis. Todo aquello que conlleva uso repetido del miembro superior puede causarlo, sea con deporte o no.
 
La epicondilitis o codo del tenista, es una enfermedad o lesión caracterizada por dolor en la cara externa del codo, en la región del epicóndilo, eminencia ósea que se encuentra en la parte lateral y externa de la epífisis inferior del húmero. Está provocada por movimientos repetitivos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo, lo que ocasiona microroturas fibrilares y reparación inadecuada a nivel de los tendones de los músculos que se insertan en la región del epicóndilo, principalmente del tendón del músculo extensor radial corto del carpo. Hay que diferenciarla de diferenciarla de la epitrocleitis, también llamada epicondilitis medial o codo de golfista, en la que el dolor se localiza en la porción interna del codo.
 
Causas
La epicondilitis o el codo de tenista es causado por la contracción de los músculos del antebrazo en repetidas ocasiones, un movimiento que se puede realizar en muchos deportes y en muchas situaciones de la vida diaria. Es una patología muy relacionada también con profesiones que requieran este movimiento, así es en pintores, fontaneros, administrativos, personal sanitario… Con esto quiero dejar claro que no es sólo el deporte lo que la provoca, ni mucho menos, con lo cual no hay que cuidar y tratar solamente la patología en este apartado, sino a lo largo del día, sea cual sea la actividad que realicemos.
 
Síntomas
El dolor en el codo es una de las primeras señales que te indican que puedas tener una epicondilitis. Suele ser un dolor fuerte, agudo, que los paciente describen como fino. Este dolor generalmente empeora con el tiempo y se extenderá a lo largo del brazo desde el codo hasta la muñeca. En muchos casos, el dolor se intensifica cuando realizamos el gesto del agarre, como cuando se abre una puerta o darle la mano a alguien, elevar una silla, coger una plancha , abrir un bote….. También suele asociar pérdida de fuerza al sujetar objetos, esto unido al dolor descrito.
 
Tratamiento
Hasta aproximadamente el 95 por ciento de las personas con epicondilitis pueden ser tratadas sin necesidad de cirugía. Tu médico te puede asesorar sobre el tratamiento que necesitas. Para ello, para llegar a la curación, debe descansar el brazo. Todas aquellas maniobras o deportes que te provoquen el dolor deberás suplirlos durante el período que te lleve a la curación.
 
Deberás tomar durante un período medicamentos para reducir el dolor, aplicar frión después de actividades que lo desencadenan y calor en época subaguda o cronicidad. La inmovilización nocturna y en casos de reposo con férulas de muñeca empiezan a dar sus efectos para la mejoría.
Las férulas de muñeca inmovilizan los tendones que se originan en el codo y llegan a la mano.
También ortesis tipo cinchas del codo colocados 2-3 cms distales al punto doloroso ayudan para realizar tareas y descargar el punto doloroso.
Todo esto acompañado de terapia física para ayudar a recuperar la fuerza de su brazo puede lograr que pasados unos meses nos recuperemos. Fisioterapia, mediante la aplicación de calor local, ultrasonidos, electroterapia, láser, técnicas de masaje, ondas de choque, realización de ciertos ejercicios y otras técnicas Los ejercicios son muy útiles en la ayuda a la recuperación.
 
En ocasiones la infiltración o inyección local de corticoides asociados o no a un anestésico local pueden resolver los episodios de dolor durante semanas o meses, en ocasiones se realizan 3 infiltraciones sucesivas con intervalos de una semana entre ellas. Existe un pequeño riesgo de ruptura local de la inserción del tendón y del propio tendón, este riesgo aumenta en función del número de infiltraciones.
 
Cirugía
Son pocos los casos que terminan en cirugía pero si todo lo anteriormente expuesto como tratamiento no lleva a la mejoría tras aproximadamente 9-12 meses, el único remedio puede ser la cirugía para tratar la patología.
No se tratan enfermedades sino personas. Cada caso deberá ser evaluado por particular por un especialista.

Lesiones deportivas en los deportes de equipo: factores de riesgo

Todo entrenador ha de prestar atención a la preparación física de su equipo y la importancia que ésta tiene en la prevención de lesiones deportivas.
 
Así, en este sentido se deben contemplar tanto las actuaciones indicadas para evitar la aparición de lesiones en el deportista (prevención), como el tratamiento de lesionados (actuación posterior) para conseguir que la plantilla siempre esté lista para la competición.
 
Los factores de riesgo lesional, clásicamente se dividen en tres categorías:
 
1) Factores externos. Instalaciones deportivas e interacciones con los rivales
 
2) Factores internos. Factores fisiológicos y biomecánicos, entre otros: edad, lesiones y sus secuelas deportivas, preparación física, fatiga, alimentación etc.
 
3) Factores psicológicos. Incrementan -de forma directa o indirecta- la vulnerabilidad de los deportistas a las lesiones deportivas, como por ejemplo una motivación excesiva que impulsa al deportista a sobreesfuerzos innecesarios o incluso, a un abuso de entrenamiento.
 
Algunos datos (extraidos de la Biblioteca Médica de Olympia Medicina Integral del Deporte) nos ayudan a entender la importancia de la preparación física y del conocimiento de la prevención de lesiones para un entrenador:
-Las lesiones deportivas suponen ente el 10 y el 19% de las lesiones tratadas en urgencias traumatológicas.
 
-Dos de cada tres lesiones ocurre en deportes de equipo.
 
-Solo el 19% de las lesiones deportivas necesitan valoración hospitalaria.
 
Si eres entrenador o te estás planteando serlo, no subestimes la importancia del tema de prevención de lesiones, pues puede marcar la diferencia entre conseguir o no la efectividad de tu equipo.

Beneficios de la natación

Uno de los deportes más completo, sanos y recomendable es la natación, ya que con él debemos mover todos los músculos del cuerpo, por lo que practicándolo tiene múltiples beneficios ya que logramos tonificar todos los músculos (sobre todo los pectorales y dorsales) y mejorar la hidratación de la piel.
 
Los beneficios más comunes si practicamos la natación a un ritmo constante y durante algo más de veinte minutos ininterrumpidamente son la estimulación del metabolismo, la quema de grasa y la mejora del estado de forma general, ya que es un ejercicio aeróbico excelente y desarrolla una gran resistencia cardiopulmonar.
 
La natación es el deporte por excelencia recomendado para personas con problemas de espalda, dolores de columna o cervicales, ya que se realiza sin tener que levantar pesos y sin que existan movimientos bruscos, mejorando la postura corporal y aliviando tensiones. Además, la postura en el agua facilita la circulación sanguínea por lo que se recomienda abiertamente a personas con problemas de tensión alta ya que ayuda al retorno de sangre desde las extremidades al corazón.
 
Al trabajar sin impactos ni rebotes, como en otros deportes, se fortalecen las articulaciones previniendo lesiones e incluso ayudando a la recuperación de ellas así como de operaciones de rodillas y tobillos. Es muy complicado que se produzcan accidentes, y simplemente te puedes lesionar si tu carga de trabajo es muy elevada o si la técnica no es todo lo correcta que debería ser.
 
Además es un deporte relativamente barato ya que en la mayoría de las poblaciones se dispone de piscina municipal cubierta, y si no es así seguro que algún pueblo colindante la tiene. El equipo necesario es tan simple como un gorro, de uso obligatorio en casi todas las piscinas, unas gafas, recomendadas para proteger contra cloro (sal o rayos UVA si nadas en mar) y un traje de baño.
 
Así que si estás dudando cual debe ser tu deporte favorito no lo dudes, quítate el flotador y ponte a nadar, tienes cuatro disciplinas diferentes para practicar:
  • Croll: Pros: Movimientos naturales y es el estilo más rápido. Contras: La respiración es más complicada y se necesita coordinar el movimiento.
  • Espalda: Pros: Muy fácil respiración Contras: Muy mala orientación y se requiere cierta fuerza.
  • Braza: Pros: Fácil respiración y buena orientación en el recorrido. Contras: Técnica de patada más compleja, requiere mucha coordinación y es el estilo más lento.
  • Mariposa: Pros: Respiración fácil y natural. Contras: Es el más técnico y en el que más fuerza se necesita.
Fuente: vitonica

Periostitis tibial

Muchos personas al salir a correr, al rato, empiezan a sentir quemazón, como si les dieran martillazos en las tibias a cada paso y llega un momento que es tan desesperante que, evidentemente, tienen que parar con la frustración que ello acarrea. Prueban de todo: cremas, zapatillas, calcetines hasta las rodillas… pero la cosa no mejora. Bien, estamos ante un caso de periostitis tibial, o como dice su definición más médica: “inflamación de periostio tibial a nivel medio y caudal de la tibia”.
 
Esta lesión es muy habitual en corredores.
 
Es una lesión bastante desesperante porque llega a ser casi inhabilitante para muchos atletas, aunque realmente fácil de mejorar si se hacen las cosas bien desde el principio.
 
Normalmente, en la mayor parte de las lesiones por sobrecarga/sobreesfuerzo con un buen tratamiento combinado muy bien reglado de ortopedia deportiva y fisioterapia, suele ser más que suficiente para una mejoría importante. Lo más curioso es que mejorar de una periostitis, sea atleta o no, es realmente fácil; al menos mejorar en gran medida.
 
Para mejorar una periostitis es fundamental tener bien presente un concepto. Si ese concepto no se tiene claro nunca mejorará esta lesión. Tiene sus brotes, como la mayor parte de las lesiones por sobreesfuerzo/sobrecarga pero muy controlables.
 
Esta lesión está directamente relacionada con un movimiento excesivo en pronación durante el “rodillo de talón”. Es fundamental:
1. Localizar el momento de máxima pronación, inversión subastragalina ASA, eversión talar.
2. La toma del molde es capital, ya que depende de este momento el éxito de la plantilla junto con un tratamiento complementario de fisioterapeuta, para la mejora de la lesión.
3. Tratamiento combinado con fisioterapia con función antiinflamatoria/antiálgica.
 
Si esto no se hace a la perfección y, por supuesto, la elección del material en base a las características del paciente, el tratamiento será un rotundo fracaso.
 
Muchos tienen plantillas. Que un paciente sea tratado con una ortesis plantar y fisioterapia no significa necesariamente que mejore, sinó que dependerá del tipo de plantilla, de que esté bien diseñada (y fundamental medir los tiempos con el fisioterapeuta) y de que, evidentemente, el trabajo del fisioterapeuta sea el correcto para esa patología. Si no hay mejoría, es evidente que algo falla y habría que replantearse el tratamiento.

Tratamiento

Una vez localizada la alteración biomecánica, es muy importante su valoración, que normalmente en una exploración en camilla es más que suficiente. Luego se procede a la toma del molde del pie por parte del podólogo y a preparar un buen tratamiento de fisioterapia con función antiálgica/antiinflamatoria, bien reglado por parte del profesional de fisioterapia. Es importante que ambos profesionales estén en contacto para valorar la evolución del paciente.
 
Calzado deportivo: pasa muy desapercibido como factor de riesgo tanto de esta lesión como de otras muchas pero quiero que el lector tenga muy presente que el calzado deportivo actual, con la gran variedad que presenta y de función “más que discutible”, es una fuente inagotable de lesiones. Es importante, por parte del profesional de la podología, informar al paciente de qué tipo de calzado es el más adecuado para el paciente en base a su mecánica. Hay tenis que fomentan ciertas lesiones y son muy utilizadas. No me refiero a marcas en concreto, me refiero a diseño o estructura, favoreciendo ciertos “brazos de palanca” a nivel del calcáneo, desencadenando toda la patomecánica que podáis imaginar.
 
El tratamiento, además, puede acompañarse de infusiones vía oral con función antiinflamatoria y ungüentos tópicos que van extraordinariamente bien para este tipo de lesión.
 
Fuente: foroatletismo

El hielo después de entrenar

Existen muchos trucos y remedios para mejorar tu recuperación tras un duro entrenamiento, por ejemplo: una completa sesión de estiramientos o un masaje en la zona dolorida. Sin embargo, hay una manera natural aún más eficiente de mejorar esa recuperación.
 
Después de un entrenamiento exigente -tanto para tus músculos como para tus articulaciones-, no hay nada mejor que utilizar el frío para mejorar la recuperación de las piernas. El hielo es un antiinflamatorio natural que impide que aquellos músculos o zonas que han sido más solicitadas durante el entrenamiento sufran una inflamación excesiva. Un baño frío (sumergiendo las piernas en agua) durante unos diez minutos ayuda a reducir la inflamación muscular y cualquier molestia que sufras en las piernas producida por la carga de entrenamiento.

Crioterapia

La crioterapia consiste, básicamente, en la inmersión en agua más comúnmente conocida como “baños de hielo”, se trata de un método efectivo que puede acelerar la recuperación muscular para poder afrontar la próxima sesión con un mejor rendimiento, consiguiendo una mejor adaptación corporal a las exigencias del entrenamiento o competición venidera.
Introduciendo las piernas bajo el agua fría, comprimirás los vasos sanguíneos y disminuirás la actividad metabólica, lo que reducirá la hinchazón y regenerará esas microroturas producidas en el tejido muscular. Cuando el cuerpo entra en contacto con el agua fría, se acelera el torrente sanguíneo, lo que ayuda al sistema linfático a reciclar todas las células muertas causadas por la carga del entrenamiento, es decir, ayudan a eliminar los desechos metabólicos presentes en los músculos.

¿Qué efectos tiene?

Entre los principales efectos de esta técnica destacan: disminuir la inflamación, mejorar la circulación sanguínea, disminuir el dolor, disminuir la temperatura corporal, disminuir los espasmos musculares, aumentar la consistencia de los tejidos, mejorar el metabolismo y eliminar las sustancias de desecho producidas durante el ejercicio físico.

¿Cómo es mejor aplicarse el hielo?

Lo mejor es que hagas inmersiones completas en la bañera, aunque se pueden usar bolsas cargadas de hielo o geles.

Baños de contraste

El calor también puede ser un gran aliado a la hora de mejorar la recuperación muscular.
El hielo, combinado con el calor, te puede ayudar a aumentar el flujo sanguíneo a nivel muscular, de esta manera llegarán más nutrientes a tus células y se acelerarán los procesos de regeneración muscular. Lo ideal es aplicar técnicas de crioterapia justo al terminar la sesión de entrenamiento y, pasadas un par de horas, aplicar los baños de contraste: 2 minutos agua caliente + 2 minutos con agua fría, así hasta 10 minutos (aunque no hay reglas escritas respecto al tiempo de exposición, puedes ir aumentando el tiempo, progresivamente, según tu nivel de adaptación particular).
 
Antes de probar estos métodos de recuperación tan gélidos, consulta a tu médico pues existen contraindicaciones si padeces problemas cardiovasculares, si tienes hipersensibilidad al frío, si eres hipertenso, etc. Ya sabes, ante cualquier duda, pide cita y sal de dudas.

¿¿CRIOTERAPIA O TERMOTERAPIA??

¿¿ME APLICO FRIO O CALOR??
Ante una lesión reciente, más o menos grave, donde el dolor se manifiesta, los especialistas se decantan cada vez más por la crioterapia. Esto tiene su explicación, ya que el efecto del hielos es inmediato y supone una solución de lo más rápida posible.

El frío produce vasoconstricción, lo cual reduce el flujo sanguíneo y , por lo tanto la inflamación y también la hemorragia. Actúa también como anestésico, aliviando el dolor y el espasmo muscular.
 
El frío es perfecto para tratar lesiones agudas de partes blandas, puesto que reduce la inflamación, y por lo tanto, la tumefacción, a la vez que produce analgesia debido a su efecto anestésico.

El calor produce vasodilatación, lo cual aumenta el flujo sanguíneo favoreciendo el proceso de cicatrización. Actúa también sobre las fibras de colágeno volviéndolas más flexibles y elásticas.
 
El calor es perfecto para tratar lesiones o síndromes en lo que, tras abandonar la fase aguda, queremos favorecer la cicatrización, e igualmente es perfecto en la prevención de las lesiones, puesto que reduce la rigidez de las articulaciones.

Recordamos que tan importante es la aplicación de crioterapia como de termoterapia, pero cuando el dolor desaparece, olvidamos que esa lesión necesita de una ayuda para quedar totalmente “reparada” y esa ayuda la conseguiríamos con la aplicación localizada de calor ya que conseguimos aumentar el riego sanguíneo y favorecer la cicatrización. Incluso con un buen aporte localizado de calor antes de realizar el ejercicio intenso, quizá hubiéramos evitado la lesión, ya que nuestros músculos, tendones y articulaciones hubieran permanecido más flexibles y con menos probabilidad de sufrir una lesión.